Castillo

Castillo

jueves, 5 de julio de 2012

Tenía que decirlo

     Observo la inmensidad del mar impasible al devenir desde la cúspide del abismo de la indiferencia que crea el día a día, se aproximan leves brisas de llantos clamando revolución, voces apagadas por la marejada ardiente que controla  el fluir de las aguas hacia el destino convenido y persuadido. Sé que se perderán las motivaciones, continuará el redil que mantiene el cauce de las masas apresadas en las cuerdas de marioneta que nos controlan, aislando los pocos gritos de aquellos "infelices locos" que claman el diluvio que arrase y limpie esta cúpula contaminada con el poder y la avaricia. ¿Ya no volverá a lucir la luna revolucionaria, entre las estrellas del pueblo de nuestro cielo democracia, simplemente porque el sol abrasador de la corrupción la eclipsa?. 

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